…esto no es un subtítulo…
2012-03-21
El mundo multimedia, con todos sus formatos de codificación y distribución de audio, vídeo y otros tipos de información, es un turbulento mar de tecnicismos y siglas que son empleados frecuentemente no sólo de forma imprecisa, sino incorrecta, no pocas veces en artículos técnicos y anuncios publicitarios. Es común confundir conceptos diferentes como el de códec, formato de codificación de audio o vídeo y formato contenedor. Es por este motivo que surge esta serie de artículos, el cursillo Terminología del mundo multimedia.
Hoy introduciremos lo que posiblemente es el vocabulario más básico: qué es un códec y qué es un formato.
Si esto todavía resulta confuso, veámoslo con un poco más de calma.
Los contenidos —tales como audio, vídeo y subtítulos— han de tener alguna representación física que las máquinas de grabación y reproducción puedan manejar y que habitualmente puede ser llevada de forma más o menos conveniente de un sitio a otro. Esta representación física puede estar plasmada en un soporte más o menos fijo (como una cinta magnética, un disco compacto o una memoria de estado sólido basada en dispositivos semiconductores) y también puede ser una magnitud en tránsito (como una señal de radio).
Podemos asignar una representación lógica o simbólica a la representación física, de modo que esta representación lógica puede ser realizada físicamente a menudo de diferentes maneras. Por ejemplo, podríamos asignar un símbolo a una imagen de color negro y otro símbolo a una imagen de color blanco; la realización física de estos dos símbolos podría ser mediante crestas y valles en la superficie de un disco óptico, como orientación de dominios magnéticos en un disco magnético y como variaciones de frecuencia en una transmisión radioeléctrica.
Los aparatos de grabación y reproducción manipulan a nivel físico los soportes de grabación y los canales de transmisión y a nivel lógico la información simbólica plasmada en ellos y con ello bien codifican los contenidos o bien los muestran para que con un poco de acierto una persona haga uso de ellos.
Podemos inventar muchas maneras diferentes de representar simbólicamente una pieza de información. En función de cómo sea esta representación, la representación simbólica contendrá más información o menos información del contenido que representa. Por ejemplo, podemos representar simbólicamente una imagen usando sólo la información de luminancia (es decir, en blanco y negro) y también podemos hacerlo usando además la información de color. De igual manera, para esta misma imagen, podemos hacer la representación más detallada (con más resolución) o menos detallada (con menos resolución) e incluso podemos hacer inteligentes manipulaciones matemáticas para reducir la cantidad de información representada sin que el público objetivo del contenido se percate mucho de ello.
En el apartado anterior, vimos que los contenidos están representados o codificados simbólicamente en el interior de las máquinas antes de ser mostrados al público. La naturaleza de esta codificación simbólica, es decir, cómo se corresponden los símbolos con la información que se quiere guardar o mostrar, es lo que se conoce como el formato. El formato es, por lo tanto, un estándar, una guía a la que hay uno se ciñe a la hora de codificar o decodificar la información.
El proceso de codificación de la información y el proceso de decodificación de la información son realizados mediante programas informáticos y mediante dispositivos especializados. Estos ingenios codifican la información en un determinado formato o decodifican la información que está codificada en dicho formato y por ello reciben este nombre: «códec», que viene de 'codificador' y 'decodificador'.
El formato, por lo tanto, es en cierta medida semejante a un idioma, mientras que el códec (o la combinación del códec y el resto del dispositivo de grabación o reproducción) es en cierta medida semejante a una persona que habla o escribe en un idioma dado (el formato).
Categorías: Informática, Lingüística