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Los taxistas europeos y Uber

2014-06-12

Así que tuvimos una jornada de paros entre los taxistas europeos, que se oponen a la entrada en el mercado de empresas que realizan una supuesta competencia desleal. Una de estas empresas es la polémica Uber.

Esa compañía

La publicidad de Uber indica que esta empresa no ofrece taxis, sino que se limita a facilitar el contacto entre conductores profesionales y sus posibles clientes. John Galt le dedicaría un discurso de cien páginas a una empresa tan fetén.

El servicio parece que es uno de radio taxi que permite pedir transporte desde un teléfono móvil y saber si el vehículo está lejos o cerca. De los comentarios de algunos usuarios estadounidenses se deduce que hay ciudades donde esto es algo novedoso y disruptivo. La situación en otros lugares es más afortunada para el viajero; aquí en Madrid, las veces que he tenido que pedir un taxi por teléfono para que me recoja en una dirección específica, me han informado con precisión sobre la hora de llegada. Ahora bien, según la compañía, el servicio no es realmente uno de radio taxi, pues a lo que se dedica esta empresa es a desarrollar un programa informático que facilita las telecomunicaciones entre los conductores profesionales y sus clientes. Evidentísimo.

Si fuéramos suspicaces, diríamos que el modelo de negocio de la empresa parece consistir en fingir que es algo distinto a lo que es. Anuncia que es una mera plataforma de comunicación entre empresas de transporte y sus usuarios, pero podemos preguntarnos si esto es así cuando establece los precios (a veces a niveles elevadísimos), gestiona los cobros y se lleva una parte del dinero de cada carrera. Si fuéramos suspicaces, pensaríamos que la relación con el transportista es más bien la de un empleador con un empleado en forma de falso autónomo. Una empresa que empieza sus días con el nombre «Ubercab» (algo así como «taxi superior») pero lo cambia por el más corto Uber (nótese la repentina omisión de «cab» o «taxi») cuando se le acusa de prestar un servicio indistinguible de uno de taxis está obviamente planteada como una plataforma de mensajería electrónica entre viajeros y conductores profesionales independientes.

Como esta compañía ofrece meros servicios para que los transportistas se pongan en contacto con sus clientes fácilmente y no es una empresa de taxis en la sombra, opera a menudo sin obtener las licencias necesarias para una empresa de taxis real. Esto es algo en lo que confiamos porque no somos unos malpensados. En una ciudad tras otra, no obstante, sí lo han sido y han puesto impedimentos; otras empresas con servicios similares pero con los papeles de transporte de pasajeros en regla no han tenido estos problemas. Así de complicada es la vida en una empresa de mensajería electrónica entre viajeros y conductores profesionales independientes.

Afortunadamente para quienes invierten en Uber, esta compañía de mensajería electrónica (¡que ni por asomo es una empresa de taxis en la sombra!) no tiene motivos para responsabilizarse por lo que hacen sus empleados. Si acaso, cuando los empleados sabotean a una compañía rival, se les da un tironcito de orejas. De igual manera, puede ignorar las regulaciones sobre transportes de las ciudades en las que opera porque es una empresa que lo único que hace es desarrollar un programa informático. Ya. Uber es una compañía moderna de tecnología de telecomunicaciones y sería insensato anteponer las leyes y la ética a su rabiosa disrupción.

El sector del taxi en la Unión Europea, en pie de guerra

En un giro sorprendente, los taxistas dicen que Uber hace competencia desleal a pesar de que si no paga los importantes costes ligados a operar como empresa de transporte de pasajeros legal es porque es una mera compañía de telecomunicaciones. ¡Qué malpensados son los taxistas! Si Uber fuera una empresa de taxis en la sombra, estaría haciendo competencia desleal al operar con costes reducidos por saltarse a la torera las legislaciones y tener a sus propios empleados como falsos autónomos para evadir impuestos y en unas condiciones un pelín incompatibles con las leyes que protegen a los trabajadores. Menos mal que no lo es. Ahora bien, seguro que todos tenemos un cuñado que conoce a un taxista que era un guarro, un analfabeto y un fascista de cuidado. ¡Ojito! Menos mal que Uber nos permitirá poner puntuación a estas personas que no son sus conductores a sueldo a pesar de que reciben una paga (variable) por servicios prestados con medios de la compañía y con precios fijados por la compañía.


Categorías: Actualidad

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