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Buenas prácticas en el servicio

2009-06-25

Al igual que mucha otra gente, yo aprendí siendo poco más que una criaturita a comportarme adecuadamente en los servicios. Habiendo crecido como un ser civilizado, no puedo hacer menos que escandalizarme al comprobar cómo las normas más elementales de higiene y respeto brillan por su ausencia entre grandes masas de usuarios de instalaciones sanitarias de acceso público. Dado que el sentido común no es tan común como me gustaría, enuncio aquí unas cuantas indicaciones sencillas que sería recomendable imprimir en rollos de papel higiénico a modo de prontuario fácilmente accesible en momentos de duda:

• Es recomendable guardar silencio, pues el ruido de las voces humanas es suficiente para impedir a muchos llevar a buen término sus evacuaciones.
• Para evitar problemas de salud pública, es necesario evitar salpicar fuera del espacio destinado a recibir los desechos. Toda salpicadura ha de ser limpiada.
• Tras evacuar los desechos, éstos han de ser eliminados inmediatamente. Los inodoros suelen disponer de pulsadores, tiradores y otros elementos que activan los mecanismos que hacen el trabajo sucio.
• Las paredes y los espejos no son superficies de escritura.
• Los retretes no son habitáculos para el consumo de tabaco.
• Los inodoros no son ceniceros.
• Hay que lavarse las manos tras orinar o defecar.

Puedo asegurar que el cumplimiento de la última norma es extremadamente raro entre los hombres, al menos en las instalaciones sanitarias de uso público que he tenido la desgracia de visitar hasta este momento. Es por ello que desde hace algún tiempo me disgusta profundamente dar la mano a desconocidos cuyos hábitos higiénicos son un misterio.

Categorías: Civismo

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