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…esto no es un subtítulo…

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Visitantes

2009-07-22

Me divierte escribir estas historias cortitas con situaciones inverosímiles. Llevaba unos cuantos año sin practicar y ha sido muy agradable volver a las andadas. Aquí os dejo este relato corto, muy corto, para atormentaros.

Visitantes

La llegada de los Visitantes cogió al mundo por sorpresa. La desconfianza inicial dio paso rápidamente a tímidos acercamientos. Era importante no cometer errores; aquellos magníficos seres llegados de más allá de las estrellas podían conocer el secreto para convertirnos en dioses… o para destruirnos. ¡Qué inocentes éramos entonces!

El Hambre surgió poco tiempo después. No se sabe quién probó el primer bocado, pero eso es de poca importancia. Lo único que contaba era que los Visitantes habían resultado ser irresistiblemente deliciosos. Poco pudieron hacer ante millones de fauces insaciables. Tras la desaparición del último Visitante, los hombres no tardaron en recurrir al canibalismo, quizá buscando el fantasma del sabor perdido.

Yo me contaba entre los escasos individuos a los que el Hambre parecía no ser capaz de afectar. Mis compañeros y yo encontramos refugio en el interior del Vehículo de los Visitantes. A salvo de los horrores del exterior pero con provisiones para escasos días, decidimos investigar la misteriosa tecnología de nuestro refugio en busca de soluciones. Descubrimos que las Máquinas respondían con precisión a nuestros pensamientos y que nos permitían cubrir nuestras necesidades básicas. Contrastando con estas buenas noticias, la situación en el exterior empeoraba a una velocidad espantosa. Los grandes poderes que aún seguían en pie se lanzaban acusaciones mutuas, amenazando con la guerra nuclear. Las calles eran el escenario de una representación perversa de violencia antropófaga, hermanos devorando a hermanos. Decidimos abandonar el mundo y buscar un nuevo hogar. Las Máquinas se encargaron de buscar un destino adecuado y disponerlo todo para nuestra partida. Despegamos poco antes de que cayera la primera bomba de la última guerra entre las potencias que se venían abajo. Ya lejos del horror, entramos en animación suspendida.

Despertamos en las proximidades de nuestro nuevo hogar. Las Máquinas dijeron que habíamos dormido durante miles de años, que el mundo que nos vio nacer se había vuelto inhabitable y que aquí teníamos un entorno adecuado a nuestras necesidades. Descendimos y nos recibieron los Nativos, curiosamente similares a nosotros. Procuramos mostrarnos amistosos y pacíficos y ellos hicieron lo mismo. Nuestros acercamientos fueron tímidos al principio. Era importante no cometer errores si queríamos que este mundo fuera también nuestro.

Hace apenas un par de días, tres de nuestros compañeros salieron del Vehículo para ofrecer un regalo a los Nativos como muestra de nuestras buenas intenciones. Aún no han vuelto. Me incomoda el comportamiento de los Nativos, que han empezado a agolparse alrededor del Vehículo mostrándose inquietos. Su amistoso comportamiento pasado y la aparente sensación de urgencia que muestran nos han llevado a abrir las puertas con la esperanza de poder usar las Máquinas para comunicarnos. Quizá cargan con malas noticias sobre el paradero de nuestros compañeros desaparecidos. No puedo evitar preocuparme, no obstante, al ver cómo se relamen esos labios tan parecidos a los nuestros…


Categorías: Relatos

Permalink: https://sgcg.es/articulos/2009/07/22/visitantes/