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2011-10-20
Llegan las elecciones, la gente vota o no vota y después tenemos
otros cuatro años de abusos, promesas incumplidas y, para empeorar
las cosas, estulticias como ésta:
Tú no tienes derecho a quejarte porque votaste a favor de este
tipo.
O como ésta:
Tú no tienes derecho a quejarte porque no votaste.
Así que ahora las personas no importan, sino que importa una
extraña y caprichosa justicia cósmica a la que debemos satisfacer.
¡Paparruchas! Se vote o no se vote, se vote a quien se vote,
defiendo que todos, ¡todos!, todos estamos legitimados a protestar
si las cosas van mal:
- porque la democracia no consiste en callarse ante lo que uno
considera injusto sólo porque el representante que recibió el
apoyo de parte de la población (en general, de una minoría que,
no obstante, fue más grande que las demás minorías cuyos votos
fueron tenidos en cuenta);
- porque las personas aprenden, sus opiniones evolucionan y pueden
incluso darse cuenta de que cometieron un error si es que realmente
lo hicieron;
- porque la realidad política a menudo no tiene parecido alguno
con lo prometido al electorado;
- porque el mundo cambia, las situaciones cambian;
- porque es perjudicial e innecesario forzar a alguien a cargar
con lo inaceptable sólo por aquéllo por lo que votó o dejó de
votar;
- porque quien no vota puede hacerlo con convicción, porque ninguno
de los grupos políticos disponibles se merece el voto;
- porque nuestro objetivo ha de ser buscar nuestro propio bien y el
bien común.
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https://sgcg.es/articulos/2011/10/20/es-legitimo-protestar-sin-importar-a-favor-de-quien-se-vota/
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