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Bajarse de la bicicleta

2017-03-12

En Madrid tenemos un buen trazado de carriles reservados al tráfico de bicicletas conocidos como «aceras bici». Estos carriles están practicados en las propias aceras y se ven interrumpidos en las intersecciones. Para cruzar al otro lado de la calzada y continuar el camino, el ciclista ha de moverse por pasos compartidos con los peatones. Digan lo que digan las reglas de circulación, aquí habría de aplicarse el principio de mantener un mínimo de decencia humana: si me veo rodeado de peatones, especialmente si dichos peatones son personas con aparentes problemas de movilidad, me bajo de la bicicleta y cruzo caminando. Frenar una bicicleta y bajarse de ella es fácil; es insensato acercarse a un grupo de peatones si no se sabe hacerlo. Filtrarse en bicicleta entre frágiles peatones es un acto temerario que solamente cometen:

• quienes caen en un error impredecible (¿quizá perdieron la conciencia de su situación debido a un descenso brusco de la concentración de glucosa en sangre?);
• los vagos que se niegan a hacer un gesto tan fácil como frenar y bajarse de la bicicleta;
• los infantes perpetuos que no han desarrollado la elemental habilidad de pensar en el impacto que tienen sus actos sobre los demás;
• las malas personas que, a pesar de tener la capacidad de raciocinio para evaluar el impacto de sus actos, deciden ignorar los problemas que causan.

Tratemos de no ser ese animal que zigzaguea en bicicleta entre los peatones.

Categorías: Civismo

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