…esto no es un subtítulo…
2017-06-13
El domingo se celebró un gran evento de patinaje de velocidad sobre ruedas en el paseo de la Castellana de Madrid con una patinada popular seguida de una carreras simultáneas de 24 km y maratón. Todo un lujo, vaya.
Durante la competición, muchos peatones se molestaban por las dificultades para cruzar la calle, lo que es perfectamente comprensible. Ahora bien, unos cuantos se lanzaban a pasar de un margen al opuesto desoyendo los ruegos de los voluntarios que trataban de evitar colisiones y sin mostrar la más mínima comprensión del desastre que podía provocarse con unos pelotones de patinadores que se aproximaban a más de 30 km ⁄ hora. En muchas ocasiones faltó muy poco para que la jornada acabara en desgracia. Fácilmente podrían haber muerto tanto los peatones como los patinadores. Los peatones que a punto estuvieron del suicidio, visiblemente enfadados y convencidos de ser víctimas de una injusticia, no parecían comprender este razonamiento.
Lo de la carrera es solamente un caso de los muchos que hay. Es posible que el enfado y la noción de injusticia nublen la razón y propicien que la gente cometa actos temerarios. El cuerpo humano es frágil y las colisiones violentas no entienden de estados de ánimo ni del reparto equitativo de la vía pública. Incluso si nos entorpecen el paso indebidamente, nos va la vida en evitar seres y objetos que se nos acercan a toda velocidad.
Categorías: Civismo
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