…esto no es un subtítulo…
2017-07-16
Vi recientemente Shin Godzilla, una inteligente cinta que apenas rozó el mercado español.
Shin Godzilla es una película en la que sale un monstruo que deja un rastro de destrucción allá donde va, pero tal cosa es secundaria: ante todo, es una historia sobre gestión de desastres, sobre la burocracia y la maquinaria política de Japón. Los diálogos son abundantes, densos y frenéticos, casi agotadores. El paralelismo con el terremoto y el tsunami que causaron grandes daños en 2011 en Japón es importante. El mensaje, agridulce, está dirigido a las víctimas: la burocracia no está preparada para la excepcional situación y la gestión inicial es torpe, aunque bienintencionada; afortunadamente, Japón acaba sobreponiéndose gracias al valor, trabajo, sacrificio e ingenio colectivos de un sin fin de científicos, obreros y políticos jóvenes que aportan nuevas ideas y no se dan por vencidos. En cierto sentido, aunque no siempre es así, el monstruo es solamente una excusa para hablar de un problema político, igual que el clásico original era sobre todo un recordatorio del horror nuclear.
Los efectos especiales son dignos de mención. Shin Godzilla es la primera película de Toho en la que su monstruo estrella está realizado completamente mediante animación por ordenador, pero hay cierta continuidad con el viejo disfraz clásico. ¿Qué sucedería si Godzilla tuviera una piel de aspecto gomoso, ojos vidriosos de pez y movimientos espasmódicos, pero por lo demás fuera un auténtico monstruo descomunal, no un tipo disfrazado? Hay algo antinatural y siniestro en este nuevo Godzilla, algo que no termina de encajar con la biología cotidiana.
Tras una pausa de 12 años, el Godzilla de Toho ha vuelto para dejarnos sin aliento.
Categorías: Cine