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2018-05-24
El concepto del consentimiento ha perdido su significado en las
relaciones con las empresas de informática y telecomunicaciones. Los
menores de edad, las personas intoxicadas tras consumir
alcohol… no pueden dar un consentimiento reconocible a diversas
cuestiones. Tampoco pueden dar un consentimiento reconocible como tal
quienes obran engañados y quienes obran bajo intimidación. Sin
embargo, nos hemos acostumbrado a situaciones tan inaceptables como
las siguientes:
- Una persona quiere usar un servicio de telecomunicaciones. Como
condición previa a tal uso, se le exige que acepte unas condiciones
descritas en un documento largo y redactado en un lenguaje que le
resulta difícil de comprender. Por algún motivo, se considera que la
aceptación de las condiciones es válida.
- Una persona compra un programa informático. Cuando va a
ejecutarlo, se le exige que acepte un acuerdo de licencia largo y
redactado en un lenguaje que le resulta difícil de comprender. Esta
exigencia no quedó explicada antes de la compra. Por algún motivo, se
considera que la aceptación del acuerdo de licencia es válido.
- Una persona lleva un tiempo utilizando el servicio de
telecomunicaciones del primer ejemplo. En cierto momento, la empresa
prestadora del servicio decide modificar unilateralmente las
condiciones aceptadas de forma viciada. Tras un corto espacio de
tiempo sin recibir una negativa, la empresa asume que las nuevas
condiciones han sido aceptadas. Por algún motivo, se considera que
esta aceptación de las nuevas condiciones es válida.
Si estas situaciones no son de consentimiento viciado, lo disimulan
muy bien.
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https://sgcg.es/articulos/2018/05/24/la-era-del-consentimiento-de-mentirijillas/
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