…esto no es un subtítulo…
2019-08-25
Los deepfakes son esos fotomontajes y videomontajes en los que, con ayuda de sistemas de aprendizaje automático, se cambia el aspecto de una persona, habitualmente para darle el aspecto de otra persona diferente. Son populares desde hace unos pocos años en aplicaciones muy diversas que abarcan lo lúdico inofensivo (intercambiar actores en una película, por ejemplo), lo lúdico más problemático (insertar el rostro de una persona famosa en una película pornográfica en la que nunca participó) y lo políticamente perverso (falsificar vídeos de personas influyentes para contar mentiras). A este ritmo, se hace difícil fiarse de lo que se ve grabado en vídeo. ¡Ah, pero si ya nos previno de ello hace décadas un personaje del que no sospecharíamos!
Aquí destripamos el argumento de un episodio una telecomedia. Avisado queda el incauto lector.
El 6 de diciembre de 1996 se estrenaba el capítulo 12 de la octava
temporada de la telecomedia de
situación Family
Matters (que llegó a España bajo el nombre de Cosas de
casa). Este episodio, cuyo título original fue The Jury,
era una parodia
de 12 Angry
Men (12 hombres sin piedad en España), el clásico
cinematográfico en el
que Henry Fonda
interpretaba a un miembro de un jurado que tenía que convencer a sus
compañeros para evitar que se condenara a un joven por un delito que
no cometió. En la versión de Family Matters, Steve Urkel
(interpretado
por Jaleel White)
emulaba al personaje de Fonda y trataba de salvar a un acusado de robo
que aparentemente había sido pillado en el acto delictivo por una
videocámara de seguridad. El caso era evidente para todos los
miembros del jurado menos para Urkel, para quien algo no terminaba de
encajar. Por supuesto, el bueno de Steve Urkel descubría la verdad:
la grabación había sido manipulada por el auténtico culpable. Como
demostración de la técnica, Urkel enseñaba dos vídeos manipulados con
la imagen de su apreciado amigo el grandullón Carl Winslow
(interpretado
por Reginald
VelJohnson): primero colocándolo en el lugar del crimen y después
colocando su rostro en el cuerpo de una moza en traje de baño
(ahora vean a esta truchita
, que decía en el doblaje español).
¡Ah, pero el auténtico culpable del robo había cometido un error en su
falsificación y se conservaba el reflejo de su rostro en un espejo!
Gracias a esta impecable demostración, Steve Urkel salvaba a un
inocente, señalaba al perpetrador real y se adelantaba al fenómeno de
los deepfakes varias décadas para enseñarnos que incluso las
grabaciones en vídeo hay que verlas con un sano escepticismo. ¡Bravo,
Steve!
Categorías: Miscelánea
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