…esto no es un subtítulo…
2021-12-30
Se atribuye a Mark Twain la popularización (que no la invención) de la siguiente afirmación:
Hay tres tipos de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas.
Es cierto que es posible utilizar la estadística de forma poco rigurosa, con datos incorrectos o resultados incompletos con el fin de abrumar y dar cierta verosimilitud a un argumento vacío, pero esto no invalida la estadística, sino que pone en evidencia los peligros del anumerismo. Es más: la estadística sirve, de hecho, para destapar mentiras. Contra el manipulador estamos en plena carrera armamentística y, aunque trata de engañarnos con números vistosos, su naturaleza fraudulenta deja un rastro que es visible, precisamente, gracias a las estadísticas. A veces, el manipulador es poco sofisticado y basta ser apenas un poquito menos inculto para evitar el engaño; otras veces, el engaño puede ser más sutil, pero es precisamente la estadística lo único que nos permitirá desenmascararlo.
Igual que los manipuladores emplean las estadísticas con errores
camuflados o dirigidas a personas que no han recibido la formación
necesaria para comprender lo que significan realmente, también se
benefician de la sensación de desconfianza plasmada en la afirmación
sobre las mentiras, malditas mentiras y estadísticas
. Una vez
los números y rigor matemático están bajo sospecha, los argumentos son
estériles y se convence con sentimientos. ¡El anumerismo es
peligroso, rechazar las estadísticas es peligroso!
Categorías: Matemáticas
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