…esto no es un subtítulo…
2023-05-16
Hubo un tiempo en el que los trenes de Cercanías cada cuatro minutos en hora punta (e iban hasta arriba, pero todavía era posible subir). Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, fueron creciendo los intervalos entre trenes de Cercanías en hora punta (y los tiempos de paso anunciados eran una sucia mentira). Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, se hizo común tener que dejar pasar varios trenes de Cercanías en hora punta hasta conseguir caber en uno (de mala manera y a veces haciéndose uno heridas al clavarse objetos diversos presionados por la aglomeración de viajeros). Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, ya no se sabe si el siguiente tren de Cercanías (que se supone que pasa cada diez minutos) pasará dentro de veinte minutos, dentro de cuarenta minutos o más tarde, todos los días de la semana, a todas horas. Eso lo he vivido.
Hubo un tiempo en el que las averías en la red de Cercanías eran anunciadas por megafonía. Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, el silencio en situaciones de colapso de la red de Cercanías se convirtió en norma, pero no faltaban los anuncios del Tren de la Fresa o de cómo estaba prohibido cruzar las vías en las estaciones carentes de accesos para el cambio de andén. Eso lo he vivido.
Hubo un tiempo en el que lo más habitual era poder montar en el Metro en hora punta a la primera. Eso lo he vivido.
A partir de cierto monento, se hizo frecuente tener que dejar pasar muchos servicios de Metro hasta poder caber (por decir algo) en un vagón. Eso lo he vivido.
Hubo un tiempo en el que el primer autobús interurbano (operado por un monopolio privado) de la mañana, que sale de madrugada, pasaba más o menos a su hora. Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, era frecuente que el primer autobús interurbano (operado por un monopolio privado con incentivos perversos para prestar un servicio deficiente) de la mañana pasara sospechosamente varios minutos después de cuando se suponía que pasaba ya el segundo autobús de la mañana. Eso lo he vivido.
Hubo un momento en el que era posible montar con seguridad en muchas líneas de autobuses interurbanos (operadas por monopolios privados) a cualquier hora. Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, los mismos autobuses interurbanos (operados por monopolios privados con incentivos perversos para prestar un servicio deficiente) van cargados por encima de su capacidad a determinadas horas y puede que haya que esperar incluso varias horas para poder subirse a uno. Eso lo he vivido.
A partir de cierto momento, se volvió común que los mismos autobuses interurbanos (operados por monopolios privados con incentivos perversos para prestar un servicio deficiente) prestaran notablemente menos servicios que los anunciados, con unos pasajeros enfadados por haber permanecido dos horas en pie esperando un autobús que se supone que pasa cada cuarenta y cinco minutos y tratados como mentirosos al quejarse de la situación. Eso lo he vivido.
Categorías: Derechos
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