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Uso y abuso de las unidades de medida (o por qué un kilómetro y un kilómetro por hora son dos cosas distintas)

2010-05-13

A menudo, es necesario acompañar un nombre de complementos para dar precisión y eliminar la ambigüedad en el lenguaje. Por ejemplo, si queremos indicar cuál es nuestro coche, el único de color rojo que hay dentro de un garaje, podemos referirnos a él como «el coche rojo». Más adelante, cuando nuestro interlocutor ya dispone de un contexto suficiente, podemos omitir la información del color: «voy a echarle un vistazo al coche». Sin embargo, hay casos en los que lo que parece a simple vista un complemento prescindible es en realidad una parte fundamental de lo que efectivamente es un nombre compuesto. Por ejemplo, el martín pescador, un ave que vive en lagos y ríos, no es un tipo especial de «martín». De igual manera, la carabela portuguesa, un organismo colonial marino, no es un tipo especial de «carabela», un tipo de embarcación.

Las unidades de medida sirven para identificar magnitudes físicas. Si dos cantidades tienen unidades diferentes, entonces son cualitativamente diferentes. Está claro que no es lo mismo una longitud que una presión; la siguiente oración es evidentemente absurda: «la distancia de mi casa al trabajo es de cincuenta pascales". Algunas unidades de medida están expresadas mediante varias palabras; por ejemplo, es frecuente usar el metro cuadrado para referirse a la superficie en planta de una casa. Podemos decir: «esta casa tiene una superficie en planta de cincuenta metros cuadrados». También podemos ser un poquito más económicos y hablar de «una casa de cincuenta metros cuadrados» si está claro que nos referimos a la superficie en planta. Lo que es una barbaridad es decir: «esta casa tiene cincuenta metros». ¿Acaso nos referimos al perímetro o a la longitud del pasillo? ¡Evidentemente, no hablamos de la superficie! Un metro cuadrado no es una clase especial de metro, sino una cosa completamente diferente. Si hablamos de lo rápido que se desplazaba un automóvil, podemos decir que «iba a cincuenta kilómetros por hora», pero es una tremenda incorrección decir que «iba a cincuenta kilómetros». Un kilómetro por hora no es una clase especial de kilómetro, sino una cosa completamente distinta. Si usamos las unidades de medida de forma incorrecta, bien podemos ser más atrevidos y económicos: «el coche iba a cincuenta metros» (tan incorrecto como decir que «iba a cincuenta kilómetros», pero más corto), «el coche iba a cincuenta gramos» (el gramo y el kilómetro por hora son igual de diferentes del kilómetro por hora) o incluso «el coche iba a cincuenta» (¿kilómetros por hora, millas por hora…?).


Categorías: Física, Lingüística

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