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Por supuesto que las huelgas son molestas

2010-07-22

Parece mentira que, en plena época de retroceso de los derechos de todo tipo, sea tan mal visto uno de los mecanismos más importantes de los trabajadores para hacer presión con el fin de defender sus intereses: —la huelga. Se dice que los trabajadores pueden acudir a los tribunales ante situaciones de abuso, pero lo que no se dice es qué pueden hacer durante el largo tiempo que puede transcurrir hasta que el sistema de justicia les dé la razón. A veces hay que actuar rápido.

Hay varios tipos de huelga, pero en este artículo nos centraremos en los paros laborales que consisten simplemente en dejar de trabajar. Estos paros paralizan a la empresa u organización o al menos obstaculizan sus actividades de forma notable. Si la actividad bloqueada por la huelga es de prestación de servicios al público general, entonces es natural que este público general se vea afectado negativamente por los paros. Esto es inevitable en la inmensa mayoría de los casos: incluso si no hay efecto negativo directo sobre el público, la huelga perjudica a la empresa u organización y ésta transmite el efecto aguas abajo. Hay que añadir que los trabajadores en huelga se ven perjudicados económicamente de forma inmediata. Por lo tanto, un paro laboral perjudica a todos los agentes implicados: trabajadores, empresa u organización y público y, sin embargo, el objetivo no es castigar a estas partes, sino presionar a la empresa u organización para que satisfaga las reivindicaciones de los trabajadores. Nadie va a la huelga por vicio.

Últimamente, se ha puesto muy de moda estar en contra de las huelgas. Los comentarios que circulan por los tubos son descorazonadores. He aquí unos cuantos con comentarios que, lamentablemente, sólo convencerán a quienes ya están de acuerdo con lo que expone este artículo:

Apoyaría la huelga si no la notara.
Si la huelga no se notara, nadie sabría de ella y, además, no serviría para hacer presión. Apoyar sólo las huelgas que no se notan es como apoyar una orquesta sin música —algo inútil.
Esta gente gana más dinero que yo, así que pierde toda su credibilidad.
Si hay que esperar a que todo el mundo sea igual de miserable antes de hacer una huelga, entonces todos los trabajadores serán completamente miserables.
Esta gente busca mejorar sus condiciones, así que pierde toda su credibilidad.
Buscar una mejoría si hay medios para alcanzarla es, en principio, algo perfectamente legítimo. En vez de ir en contra del progreso de unos, sería más productivo ir a favor del progreso de todos.
A mí me han bajado el salario, así que tienen que bajárselo a todo el mundo.
Sería mejor que se lo subieran a todo el mundo.
Esta gente puede hacer presión y yo no. Eso es injusto y me opongo a ello. Quiero que nadie pueda hacer presión.
Casi todos los trabajadores pueden paralizar las organizaciones en las que trabajan si se organizan entre ellos. En todo caso, si hemos de igualar a todo el mundo, sería mejor alcanzar la igualdad en una situación en la que todos pudieran hacer presión.

La huelga es una herramienta legítima que los trabajadores sólo usan cuando no les queda más remedio. ¡Por supuesto que es molesta! Si una huelga es incómoda, quizá habría que protestar ante quien puso a los trabajadores en situación de organizar paros. Triste favor es el que uno les hacer a todos los trabajadores cuando se pone en contra de los huelguistas y a favor de la erosión de unos derechos cuya conquista costó un esfuerzo monumental.


Categorías: Derechos

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