…esto no es un subtítulo…
2011-05-14
El cerebro de Boltzmann es una (hipotética) entidad autoconsciente que podría surgir como consecuencia de una fluctuación aleatoria de un universo efectivamente estocástico. Se trata de una entidad que plantea interesantes problemas filosóficos.
Supongamos que tenemos un universo cuyo microestado es, a todos los efectos, estocástico. En todo momento, el universo se encuentra fluctuando, incluso cuando está en equilibrio térmico a escala universal. Algunas fluctuaciones pueden ser más probables que otras, pero todas son accesibles. Una de estas fluctuaciones puede dar lugar a un microestado que contiene una entidad autoconsciente (o cerebro): el cerebro de Boltzmann. Esta entidad puede desvanecerse rápidamente o puede permanecer viva y con una identidad definida durante mucho tiempo, pero la cuestión es que emerge del océano desordenado una isla de consciencia. ¡Este cerebro de Boltzmann podría surgir con recuerdos de toda una vida y con el estado mental de, por ejemplo, estar leyendo estas líneas!
Ahora supongamos que nuestro propio universo no es más que una burbuja, una mera fluctuación del universo aleatorio más grande. No es tan descabellado pensar en esto; al fin y al cabo, es fácil tener algún tipo de intuición que indica que nuestro universo, con toda su estructura y todo su orden, tiene muy poca entropía frente al intuitivamente muchísimo más probable universo consistente en una caótica sopa de desorden durante la inmensa mayoría del tiempo. No hay problema con que la abrumadora improbabilidad de la aparición espontánea de una fluctuación con la forma de nuestro universo, ya que nosotros, como perteneceríamos a dicha fluctuación, no estaríamos presentes para contar los innumerables estados en los que no hay un universo ordenado.
Al menos como experimento mental, lo dicho en el anterior párrafo es fácil de aceptar. Ahora bien, veamos cuál de las dos siguientes fluctuaciones parece más probable:
Una primera intuición puede indicarnos que el primer tipo de fluctuación se daría más a menudo. Llegamos a lo que se conoce como la paradoja del cerebro de Boltzmann, que dice que lo más probable sería que fuéramos fluctuaciones autoconscientes aisladas con los recuerdos y la consciencia de existir en ese universo ordenado que creeríamos estar viendo.
Podemos darle una pequeña vuelta a este problema. ¿Podemos decir tajantemente que sería más probable la primera opción? Si postulamos fluctuaciones aleatorias consistentes en condiciones iniciales de universos cuyas evoluciones darían lugar a universos ordenados como el nuestro, con vida autoconsciente, entonces a lo mejor la gama de fluctuaciones de este tipo resulta ser amplísima y resulta que la opción más probable de todas es ésta.
Categorías: Miscelánea
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