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Éxito de la misión Red Bull Stratos

2012-10-15

Ayer día 14 de octubre de 2012, Felix Baumgartner ascendió en globo aerostático hasta superar los 39 km de altitud y saltó desde ese puesto tan elevadísimo a las 18:07 UTC. Falta la confirmación por parte de la FAI, pero los organizadores de la hazaña, la misión Red Bull Stratos, dan datos espectaculares: una rapidez máxima de 373 m ⁄ s con un número de Mach de 1,24.

La misión, además de servir como potente publicidad para la empresa de bebidas energéticas que está detrás de ella, tiene un gran interés. El objetivo era batir cuatro marcas: la de vuelo tripulado en globo aerostático a mayor altitud, la de salto en caída libre desde mayor altitud, la de velocidad de un ser humano en caída libre y la de salto en caída libre más largo. De acuerdo con la organización y siempre pendiente de confirmación oficial, las tres primeras marcas están superadas. Además de estos logros aventureros, el mero hecho desarrollo de los medios que posibilitan un salto desde tamaña altitud es algo muy interesante para la aeronáutica y la astronáutica, ya que es un paso más hacia el objetivo de dotar a las misiones tripuladas al espacio de medios seguros de escape. El desastre del Challenger, por ejemplo, se produjo a una altitud mucho menor, pero no había medios de escape por diversos motivos técnicos y económicos. Las condiciones durante el ascenso de una misión orbital son muy diferentes a las del salto de Felix Baumgartner, pero estas cosas se hacen poco a poco y una prueba de concepto como ésta es siempre bienvenida.

Curiosidades

Si 373 m ⁄ s corresponden a un número de Mach de 1,24:

Cuando se movía cerca de la celeridad del sonido, el cuerpo de Felix Baumgartner empezó a girar deprisa. Esto fue consecuencia del crecimiento de fuerzas aerodinámicas distribuidas asimétricamente. Estas fuerzas se hacían más intensas al descender porque la tenue atmósfera se hace más densa conforme baja la altitud y porque incluso si la densidad no varía, la resistencia aerodinámica varía dramáticamente al aproximarse el cuerpo a la rapidez del sonido, es decir, al entrar en régimen transónico. La suave configuración fluida del régimen subsónico da paso a un campo lleno de ondas de choque cuyo mantenimiento sale de extraer potencia del cuerpo que cae, de frenarlo. Si las fuerzas aerodinámicas en una parte del cuerpo apuntan en una dirección y en el otro extremo apuntan en una dirección distinta, aparece un momento que tiende a rotar al saltador.

Las ondas de choque son saltos de presión extremadamente bruscos, pero esto no significa que sean necesariamente muy destructivas. A Mach 1,2, una onda de choque normal multiplica la presión por 1,5 justo corriente abajo, lo que supone que si la presión ambiente es de unos pocos kilopascales, el salto de presión es de ese mismo orden. Variaciones de presión de esta amplitud son seguras con una adecuada protección auditiva.

La publicidad del evento decía que el salto estaba ejecutado desde el mismo borde del espacio exterior. La frontera del espacio aceptada generalmente es la línea de Kármán y se encuentra a 100 km de altitud, 61 km por encima de lo alcanzado aquí. Ni siquiera el generoso límite de unos 80 km aceptado en Estados Unidos es lo bastante bajo.


Categorías: Actualidad, Aeroespacio

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