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A vueltas con las donaciones de plasma remuneradas

2012-04-20

En unas declaraciones recientes, el presidente de una compañía de hemoderivados sugirió retomar las donaciones de plasma remuneradas. Esto dio lugar a un intenso debate. Sin entrar en consideraciones éticas, veamos dos posibles sistemas de remuneración al donante. Ambos sistemas tienen problemas que los hacen desaconsejables.

Todas las donaciones son remuneradas por igual

El mecanismo de remuneración más sencillo consiste en establecer un pago fijo por donación. Es posible mantener todavía un circuito de donaciones altruistas, pero existe la posibilidad de que éste vea reducido su volumen operativo al trasladarse donantes al circuito lucrativo. Esto incrementaría por un lado los costes del sistema de donaciones público, con lo que se trata de una opción contraria a los intereses de mantenimiento del sistema. Por otro lado, los costes de la industria de hemoderivados se reducirían al poder obtener materia prima barata en España y no tener que importarla de otros países como Estados Unidos. Ahora bien, no es de esperar que la industria privada de hemoderivados busque reducir sus beneficios, sino en todo caso aumentarlos, así que el descenso en sus costes operativos no habría de trasladarse necesariamente a un descenso en los costes operativos del sistema de asistencia sanitaria.

Pago proporcional al uso privado

Una manera de no incrementar los costes del sistema sanitario público consistiría en ofrecer no una remuneración fija por donación, sino proporcional a un exceso de donaciones por encima de cierto límite que en principio sería dependiente de las necesidades del sistema público. El tiempo se dividiría en ejercicios y la remuneración dependería del resultado del ejercicio terminado.

Este sistema de pago tiene una desventaja importante: es inestable frente a variaciones del número de donantes. Supongamos que partimos de una situación de equilibrio en la que las necesidades del sistema público son estacionarias y las donaciones también lo son. Usemos el símbolo t para indicar el ejercicio y el símbolo Dt para indicar las donaciones en el ejercicio t. En el equilibrio, las donaciones no varían:
Dt = Dt−1.
Tomemos el actual ejercicio como el de referencia, 0. Ahora veamos qué pasa si hay una pequeña perturbación ΔD0 en el número de donaciones en el ejercicio actual. Esta perturbación puede deberse a múltiples causas: puede haber nuevas incorporaciones a la masa de donantes (con lo que la perturbación tiene signo positivo) y puede haber retiros (con lo que la perturbación tiene signo negativo). En cualquier caso, podemos seguir la evolución de la perturbación con el paso del tiempo. Como ésta es pequeña, es legítimo modelarla mediante una mecánica lineal. El sistema de pago incentiva el exceso de donaciones, así que una perturbación positiva anima a la incorporación de más donantes en el siguiente ejercicio y una perturbación negativa anima a la retirada de donantes en el siguiente ejercicio:
ΔDt+1 = k ⋅ ΔDt,
k > 0.
Se comprueba que la perturbación crece exponencialmente:
ΔDt = ΔD0 ⋅ kt.
Un pequeño incremento del número de donantes en un instante inicial provoca un gran crecimiento en las donaciones al cabo de unos pocos ejercicios, mientras que un pequeño decremento provoca lo contrario, un desplome.

El anterior modelo es una linealización y su validez se vuelve dudosa cuando la perturbación crece mucho, pero muestra correctamente la tendencia del sistema a alejarse del equilibrio. Si el modelo lineal tiene un rango de validez muy amplio (los términos no lineales son poco importantes), entonces las perturbaciones pueden ser tanto muy buenas como desastrosas. Por debajo, podemos suponer que el descenso en las donaciones se frenaría al llegar al límite por encima del que se ofrece remuneración, ya que la perspectiva de cobro por debajo de este límite es siempre la misma: nula. Por arriba también ha de haber un límite, ya que la población es finita. Si el modelo lineal tiene un rango de validez muy pequeño, entonces puede suceder tanto que los términos no lineales aceleren más la perturbación (con lo que se tiene el comportamiento cualitativo del caso lineal, pero más catastrófico) como que bloqueen rápidamente la pertubación (lo que indicaría que el sistema de remuneración es ineficaz). Así que hay dos extremos y un amplio espectro entre ellos: puede tenerse un juego arriesgado en el es posible tanto ganar mucho como perder mucho y puede tenerse un mecanismo ineficaz que no merece la pena implantar.

La situación actual: ¿la donación es gratuita?

Actualmente, las donaciones son en principio altruistas, es decir, el donante no recibe dinero a cambio de su donación. Ahora bien, ¿puede decirse que realmente no recibe nada a cambio? En cualquier donación, sea ésta de sangre en general, de plasma sanguíneo, de plaquetas…, el donante contribuye a un fondo común que podría tener que usar en cualquier momento y cuyo mayor valor no reside en la mera cuantía de su contenido, sino en su disponibilidad inmediata. Cualquier persona cuya vida se haya salvado gracias a las donaciones puede saber muy bien que el valor de tales donaciones está en disponer de ellas en el instante adecuado. Así, el donante puede tener la esperanza matemática de ofrecer a lo largo de los años una enorme cantidad de su sangre o sus constituyentes y recibir sólo una minúscula parte del fondo común, pero sale muy beneficiado con el cambio porque puede pasar sin la sangre (o sus constituyentes) que dona en el momento de la donación, pero no puede salir adelante sin recibir la ayuda prestada por los demás donantes en caso de necesidad. El donante actual no recibe dinero, pero recibe garantías de seguir vivo en situaciones de gran peligro, lo que es mucho más valioso que unos pocos eurillos.


Categorías: Actualidad, Matemáticas, Salud

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