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2009-05-09
La falta de respeto hacia el contrincante es una práctica
detestablemente antideportiva de la que casi todos hemos sido testigos
alguna vez. Muchos son quienes se burlan de sus oponentes y quienes
hacen afirmaciones sobre la incompetencia del rival.
Este mal hábito tiene cierta prevalencia entre cȟiquillos
que practican deportes de competición; y ponerle remedio está en
las manos de sus entrenadores y compañeros, además del resto del
entorno común a los demás niños. Por lo que respecta a los adultos que
siguen comportándose de esta manera, podría escribir páginas y páginas
sobre el mal efecto de sus acciones. Espero que las siguientes
reflexiones le sean de utilidad a alguien que tenga que corregir la mala
actitud de un niño o a algún adulto cuyo mal comportamiento se deba a
una simple falta de reflexión:
- La burla directa no tiene lugar en el deporte. El auténtico
deportista no necesita más que superarse a sí mismo.
- No tiene sentido hacer afirmaciones sobre la debilidad del oponente
antes de competir, pues es precisamente la competición la herramienta
para medir nuestras fuerzas. Nuestro rival puede haber desarrollado
habilidades desconocidas por nosotros. Por otra parte, suponer que
el contrincante es fuerte suele ser más útil que infravalorarlo.
- Tras finalizar la competición, sea cual sea el resultado, hemos de
suponer que todos los participantes han realizado un gran esfuerzo. Si
hemos ganado, esto ha de ser suficiente satisfacción. Si hemos perdido,
al menos hemos de contar con que hicimos lo que pudimos, que no es poco,
y hemos de admitir que el ganador ha realizado un gran trabajo, lo que
es bueno. En todo caso, quien pone su empeño en el deporte nunca pierde
realmente, digan lo que digan las clasificaciones.
- Supongamos que nuestro nivel es tan elevado que ningún rival puede
superarnos. Entonces nos encontramos con que ha habido al menos un
valiente que ha decidido competir contra nosotros a pesar de su clara
desventaja. Sólo por eso, nuestro oponente se merece nuestro más
sincero respeto.
- Supongamos que, a pesar de todo, nos atrevemos a burlarnos de
nuestro contrincante o a afirmar que es débil, torpe, incapaz de
vencernos. ¡Qué insensatez acabamos de cometer! Ganar será inútil,
pues el público sólo recordará nuestra pretensión y no nuestra victoria
que, en todo caso, «no tenía mérito»; pero perder a manos de alguien a
quien declaramos «inferior» supondrá una humillación intolerable. Lo
mejor que podemos hacer, de nuevo, es mostrarnos respetuosos.
- Hemos de recordar siempre que si podemos competir es sólo gracias a
nuestros contrincantes. ¿Qué clase de deportistas seríamos si nos
portáramos mal con las personas que nos permiten medir nuestras
habilidades?
Un comportamiento deportivo, respetuoso, es de vital importancia para
que cualquier competición se desarrolle adecuadamente. Lo contrario
fomenta la aparición de rencores y aleja a los competidores del espíritu
de superación que es la auténtica esencia del deporte.
Hagamos que el mundo sea un poquito más deportivo.
Categorías:
Deporte
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https://sgcg.es/articulos/2009/05/09/respeto-al-contrincante/
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