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Anticaracterísticas

2009-08-18

La idea de las anticaracterísticas o antifuncionalidades es sencilla: se trata de cobrar al consumidor por un producto cuya funcionalidad está limitada artificialmente o que tiene una funcionalidad que lo perjudica directamente. Por ejemplo, las películas suelen llevar códigos de región que impiden reproducirlas en la mayor parte de la superficie terrestre. Las introducción de anticaracterísticas es una clara muestra de desprecio hacia el cliente.

Una anticaracterística muy común en software, fonogramas y otros artículos fáciles de distribuir por medios electrónicos por un coste casi nulo es la de los DRM (enlace a un artículo de la Wikipedia en español fechado el día 4 de julio de 2009 a las 14:27 y con cierto sesgo en favor de los derechos del público). Se supone que bajo estas siglas se esconde un significado inofensivo, incluso deseable: «gestión de derechos digitales», pero lo cierto es que los sistemas DRM (Digital Restrictions Management) no gestionan derechos, sino restricciones al legítimo uso, por lo que es preferible usar la siguiente expresión: «gestión de restricciones digitales». Ya hablaré en profundidad sobre esta cuestión; baste decir que los esquemas DRM violan múltiples derechos del público, suelen ir en contra de la libre competencia y suponen un sobrecoste innecesario. La página de la campaña DefectiveByDesign.org tiene mucha información en inglés acerca del mal efecto de los DRM. Consumer Eroski tiene un artículo sobre esto en español.

Hay una anticaracterística que me saca de mis casillas: la inclusión de anuncios innavegables en películas distribuidas en discos digitales. Haciendo uso de una anticaracterística DRM de estos soportes, se impide la operación del usuario durante anuncios de películas y mentiras pagadas por el Estado que castigan a quien ha comprado la película en un comercio en vez de ejercer su derecho a la copia privada. Lo de las mentiras ya lo explicaré en otro artículo, pero adelanto que éstas tratan de convencer al público de que es un robo algo que, nos guste o no, no lo es.

También podemos meter en el saco de las anticaracterísticas el uso deliberado de piezas especiales para obstaculizar las reparaciones y las sustituciones. Esto incluye el uso de tornillos exóticos, clavijas de dimensiones extrañas y cualquier otro componente diseñado con el fin de ser incompatible con los estándares internacionales. Hay que añadir que estas piezas son caras.

Otra anticaracterística consiste en limitar artificialmente la funcionalidad de un producto. Así es posible sacar diferentes versiones de un bien a partir de una única línea de producción. Cuando el consumidor adquiere un producto de gama alta, paga un extra por el simple hecho de que el fabricante no lo ha roto.

Como vemos, hay anticaracterísticas por todas partes. Animo a mis incautos lectores a buscar anticaracterísticas y publicar la información. ¡Que no sea yo el único pedante que habla de estas cosas!

¿Por qué incluyen los fabricantes anticaracterísticas en sus productos? Descartando la estupidez y una percepción de la realidad distorsionada, podemos concluir que hay varios objetivos clave: la eliminación artificial de la competencia, el establecimiento de tasas, la división del mercado y la diferenciación artificial de un producto. La eliminación artificial de la competencia se da cuando un fabricante utiliza piezas diseñadas para saltarse los estándares internacionales y al usar esquemas DRM, impidiendo la entrada de terceras compañías. Los sistemas DRM también son utilizados para establecer tasas cuando un grupo introduce un sistema de restricciones obligando a los fabricantes a pagar una licencia; tal es el caso del sistema CSS de las películas en DVD (enlace a un artículo de la Wikipedia en español fechado el 21 de enero de 2009 a las 3:54). Las estrategias de división y compartimentación del mercado también recurren a los sistemas DRM en forma de códigos de región que impiden la libre circulación de bienes. En cuanto a la diferenciación artificial de un producto, ésta tiene lugar frecuentemente en el terreno de los programas de ordenador. Dado que las anticaracterísticas no ofrecen valor añadido, pueden ser costosas de implantar y, en el caso de los sistemas DRM, son ineficaces en el cacareado fin de impedir las copias no autorizadas expresamente por el titular de los privilegios de explotación comercial (seguro que el lector podrá encontrar fácilmente ejemplos prácticos de lo que digo), se entiende que los cuatro motivos expuestos son auténticos.

Categorías: Derechos, Informática

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