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Geocentrismo y heliocentrismo

2011-07-17

Los modelos geocéntrico y heliocéntrico son dos modelos de la cinemática del Sistema Solar. No son los más precisos que existen y, a pesar de lo que se dice, no es que uno de ellos sea incorrecto, sino que ambos tienen sus usos; ahora bien, uno de los modelos, el geocéntrico de Ptolomeo, tiene un rango de aplicaciones tan restringido que resulta poco ventajoso de usar. En este artículo, veremos que la ciencia contemporánea nos dice que:

Esto, perfectamente conocido por cualquiera con una formación mínima en física, es sorprendentemente desconocido por el gran público. Es muy popular la afirmación errónea de que el modelo geocéntrico es completamente inválido. Se entiende que el modelo geocéntrico puesto en duda es el que recurre al mecanismo de los epiciclos (como el de Ptolomeo o, más bien, como el de Tycho Brahe). Pues bien, con los parámetros adecuados, este modelo, como mera herramienta para estimar las posiciones de los cuerpos celestes, es tan válido como el heliocéntrico con órbitas circulares (¡veremos que el modelo de Tycho Brahe es el mismo modelo que el de Copérnico con un origen de coordenadas rotatorio centrado en la Tierra!) y es perfectamente válido si no necesitamos mucha precisión (digamos que, para los planetas, nada más fino que la décima parte de la distancia media al Sol). El propio Ptolomeo ya explicó que todos estos modelos no son más que herramientas matemáticas y que tendremos que usar la más apropiada en cada ocasión. Por supuesto, el significado religioso que se le dio en su momento al geocentrismo, ignorante de algo tan elemental como cambiar de sistema de coordenadas, es una desgracia.

Si entramos en detalles, vemos que el modelo geocéntrico de Ptolomeo suele dar resultados más o menos buenos para las posiciones angulares de los planetas vistos desde la Tierra, pero sus predicciones son desastrosas en lo que respecta a las distancias de los planetas a la Tierra. El modelo de Tycho Brahe, una variación del modelo de Ptolomeo que recurre a los mismos mecanismos geométricos pero que varía los parámetros, es un modelo geocéntrico mucho más exitoso que se deduce al pasar a coordenadas geocéntricas la descripción heliocéntrica de Copérnico. El volumen de cálculo necesario para los modelos de Ptolomeo, Copérnico y Tycho Brahe es el mismo, así que el sistema ptolomeico no tiene ventajas prácticas que lo hagan preferible al copernicano o al ticónico.

¿Qué son los modelos geocéntrico y heliocéntrico?

En su forma más elemental, los modelos geocéntrico y heliocéntrico tienen las siguientes características:

Ahora bien, el modelo geocéntrico elemental que acabamos de presentar da predicciones de calidad escasa en tiempos superiores a unos pocos días y el modelo heliocéntrico elemental permite situar la Luna con una precisión en torno a 1 Gm, pero es completamente insatisfactorio en la descripción detallada de su movimiento en las proximidades de la Tierra. Surge la necesidad de refinar los modelos. Al menos desde tiempos de Ptolomeo, hay una solución bastante elegante, el epiciclo: los cuerpos celestes, en vez de describir simples órbitas circulares, se mueven en círculos alrededor de focos que a su vez describen órbitas circulares alrededor del centro del Sistema Solar (la Tierra en el modelo geocéntrico). Esta descripción es la misma que tiene la Luna en su rotación alrededor de una Tierra que a su vez rota alrededor del Sol en el modelo heliocéntrico.

Los modelos más famosos: el de Ptolomeo, el de Copérnico y el de Tycho Brahe

El modelo de Ptolomeo es un modelo geocéntrico en el que los epiciclos de los diferentes planetas giran alrededor de deferentes situados en esferas concéntricas. Con los parámetros adecuados, este modelo describía con razonablemente buena precisión las posiciones angulares de los planetas vistos desde la Tierra. Las distancias de los planetas a la Tierra quedan predichas con una precisión completamente inaceptable para el volumen de cálculo requerido por el modelo.

El modelo de Copérnico es un modelo heliocéntrico en el que los planetas describen órbitas circulares alrededor del Sol. Si ajustamos los parámetros a las observaciones actuales, este modelo tiene un rango de aplicación más amplio que el de Ptolomeo (entre otras cosas, da una predicción bastante buena de las distancias entre planetas) y el volumen de cálculo es el mismo.

El modelo de Tycho Brahe es un modelo geocéntrico en el que el Sol describe una órbita circular alrededor de la Tierra y los epiciclos de los planetas están centrados en el Sol. Veremos más adelante que esta descripción es la misma que la del modelo de Copérnico sin más que hacer un cambio de coordenadas (de nuevo tras ajustar los parámetros a las observaciones actuales). El volumen de cálculo es el mismo y el rango de aplicación es el mismo. Como los deferentes de los planetas coinciden en el Sol, este modelo también es descrito como un híbrido entre geocéntrico y heliocéntrico.

Estos tres modelos hablan del Sistema Solar (y ni siquiera de todo el Sistema Solar). Originalmente, modelaban todo el Universo, pero nos centraremos en el Sol, Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y la Luna porque la descripción de otros cuerpos era de escasísima calidad. Si queremos describir las estrellas distantes, tenemos que incorporarlas de alguna manera a los modelos. Si las tomamos como fijas en el modelo copernicano y en órbitas circulares geocéntricas en el modelo ticónico, entonces el modelo copernicano es ligerísimamente más preciso (pero hay errores más importantes que las posiciones de las estrellas, como la no circularidad de las órbitas de los planetas). Si hacemos que las estrellas distantes giren en epiciclos centrados en el Sol, entonces el modelo ticónico vuelve a ser equivalente al copernicano. Curiosamente, en el siglo XVII, las mismas autoridades eclesiásticas que reprimían el uso del modelo copernicano aceptaban el uso del modelo ticónico, a pesar de que ambos eran, a todos los efectos, equivalentes.

El cambio de coordenadas o cómo pasar del sistema heliocéntrico al sistema geocéntrico

Si partimos de un modelo heliocéntrico, podemos llegar a un modelo geocéntrico equivalente sin más que hacer un sencillo cambio de coordenadas. Ambos modelos serán igual de válidos. De hecho, con la artillería matemática de la que disponemos y de la que carecían nuestros antepasados, podemos situar el origen de coordenadas en cualquier lugar (en general, móvil y en rotación) y describir el Sistema Solar de la manera que nos resulte más cómoda en cada momento. Vamos a ver que el modelo geocéntrico de epiciclos (como el de Ptolomeo o, más bien, como el de Tycho Brahe) y el modelo heliocéntrico de órbitas circulares (como el de Copérnico) son equivalentes entre sí.

Podemos pasar del modelo heliocéntrico al modelo geocéntrico sin más que hacer un cambio de coordenadas. Vamos a verlo. Supongamos que, en el modelo heliocéntrico, la Tierra describe órbitas de radio |RE| alrededor del Sol con una velocidad angular ωE, mientras que Marte hace lo propio con un radio |RM| y una velocidad angular ωM. Ambas órbitas están contenidas en un plano y podemos representar, en cada instante de tiempo t, el radio vector de la Tierra mediante el número complejo
rE = RE eωE t,
mientras que el radio vector de Marte queda representado mediante el número complejo
rM = RM eωM t.
La parte real y la parte imaginaria del número complejo corresponden a las coordenadas según dos ejes perpendiculares entre sí y contenidos en el plano orbital. Las constantes RE y RM tienen la fase necesaria para representar las posiciones iniciales de la Tierra y Marte en el tiempo inicial t = 0. Para terminar, diremos que la Tierra rota alrededor de sí misma con una velocidad angular ΩE y eje perpendicular al plano orbital. Con todos estos datos, en el sistema geocéntrico, el radio vector del Sol es
rE e−i ΩE t = −RE ei (ωE − ΩEt,
mientas que el radio vector de Marte es
(rM − rE) e−i ΩEt = RM ei (ωM − ΩEt − RE ei (ωE − ΩEt.
El Sol describe una circunferencia y Marte se mueve según el mecanismo del epiciclo. Otros planetas se moverían de forma semejante a Marte, con el deferente (el centro del epiciclo) en el Sol. El modelo geocéntrico en el que el deferente de los planetas es la órbita del Sol, que es el que hemos alcanzado, fue publicado por Tycho Brahe en el siglo XVI. Como era de esperar, el modelo heliocéntrico de órbitas circulares y el modelo geocéntrico de epiciclos (en concreto, el de Tycho Brahe) son equivalentes en la descripción del Sistema Solar.

La herramienta adecuada para cada ocasión

Estos modelos, basados en órbitas circulares, son sólo precisos hasta cierto punto. Con buena aproximación, podemos decir que los planetas desriben órbitas circulares alrededor del Sol. Con mejor nivel de aproximación, podemos decir que estas órbitas son elípticas, no perfectamente circulares. Con mejor nivel de aproximación, podemos decir que el Sol también se mueve y que las órbitas no son perfectamente elípticas, sino que tienen ciertas irregularidades que, dicho sea de paso, en su momento sirvieron para deducir la presencia de planetas y otros objetos que resultaban invisibles para los telescopios disponibles. Podemos refinar nuestra descripción del Sistema Solar hasta alcanzar una precisión finísima, pero los modelos más finos implican un volumen de cálculo mucho más elevado que los modelos más imprecisos. El modelo heliocéntrico de órbitas elípticas es el primer término de un desarrollo de perturbaciones del movimiento de los planetas alrededor del Sol, mientras que si incluimos un término más debido a la influencia de los demás cuerpos (lo bastante próximos y lo bastante masivos), tenemos un modelo más próximo a las observaciones en el que las órbitas son casi, pero no exactamente, elípticas, un modelo que nos permitió descubrir la presencia de Plutón.

Tanto el modelo geocéntrico como el modelo heliocéntrico no son más que descripciones cinemáticas del Sistema Solar, meros ajustes de curvas que no dan información acerca de la mecánica que está detras del movimiento. En función de la precisión que necesitemos, de cuánto deseemos complicar nuestros cálculos y de qué queramos calcular, podemos usar el modelo que más se ajuste a nuestras necesidades. Si necesitamos aproximar la posición de Marte en el cielo a lo largo de una noche y con una precisión de un grado, entonces podemos usar un modelo geocéntrico en el que las órbitas son perfectamente circulares. Si queremos estimar rápidamente cuándo será la próxima vez que Marte y la Tierra se encontrarán en oposición, entonces el modelo heliocéntrico es una buena opción. Si estamos haciendo el diseño detallado de una misión interplanetaria, entonces es probable que ni el modelo geocéntrico ni el modelo heliocéntrico nos valgan y tengamos que usar efemérides más sofisticadas o integrar las ecuaciones del movimiento de los cuerpos relevantes del Sistema Solar con la precisión adecuada.


Categorías: Física

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