…esto no es un subtítulo…
2016-07-25
A veces, al describir el contexto evolutivo de un rasgo de un ser vivo, se dice que tal rasgo surgió para lograr un cierto fin. Por ejemplo, quizá se dice que las alas de muchas aves aparecieron para volar. Vamos a ver que esta forma de hablar es probablemente incorrecta, pero consiste en una pequeña modificación de una que sí es correcta.
La evolución de las especies vivas es un hecho bien observado igual que lo es la caída de los objetos en las proximidades de la superficie terrestre. El mejor marco teórico disponible hoy para explicar la evolución de las especies vivas es la síntesis evolutiva moderna, que incluye, entre otros modelos, el de la selección natural. La síntesis evolutiva moderna establece unos principios meramente causales, es decir, no finalistas que guían la evolución de las especies vivas. Esto es tan importantísimo que hay que explicarlo de varias formas diferentes, así que ahí va otra: de acuerdo con la síntesis evolutiva moderna, no hay una intención consciente guiando la evolución, sino que dicha evolución simplemente sucede como consecuencia de circunstancias anteriores, no con el fin alcanzar cierto estado.
Hay unas pocas situaciones en las que a la evolución sí le es aplicable una descripción teleológica o finalista: el ser humano guía conscientemente la evolución de muchas especies domesticadas.
Podemos decir sin demasiados problemas al hablar de un rasgo de un ser vivo que dicho rasgo sirve para cierto fin: por ejemplo, las alas de muchas aves sirven para volar. Aquí nos limitamos a describir qué uso se le da al rasgo.
Categorías: Lingüística
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