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2017-04-15
La productividad de las granjas avícolas ha crecido
espectacularmente a lo largo de las últimas décadas. Existe un mito
que afirma que tal incremento de productividad se debe al suministro
de hormonas para favorecer el crecimiento de los pollos de engorde.
De acuerdo con el mito, las hormonas suministradas a los pollos
tendrían un efecto nocivo sobre la salud humana. Afortunadamente, el
mito de los pollos hormonados no es más que eso: un mito. Los
pollos de engorde no reciben ningún tratamiento hormonal.
Esto se debe fundamentalmente a tres motivos:
- Hormonar a los pollos está prohibido en muchos mercados.
- Por ejemplo, suministrar hormonas para favorecer el crecimiento
del
ganado está
prohibido en la Unión Europea desde 1981. Incluso si en algún
país productor está permitido el tratamiento hormonal, el acceso a
grandes mercados como el europeo crea en él una prohibición efectiva,
aunque no formal.
- Hormonar a los pollos sería demasiado costoso.
- La producción artificial de hormonas, bien sea a partir de pollos
criados para tal fin, bien sea mediante otras técnicas, no es
gratuita. Este coste se suma al de suministrar las hormonas a los
pollos, algo que en muchos casos habría de hacerse por vía
intravenosa.
- Hormonar a los pollos ni siquiera funciona.
- Actualmente, la evidencia a favor de la eficacia del uso de
tratamientos hormonales con el fin de engordar pollos es, en el mejor
de los casos, controvertida.
El rápido desarrollo de los pollos actuales se debe a la selección
artificial y a la optimización de la alimentación y las demás
condiciones de crianza.
Categorías:
Salud
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https://sgcg.es/articulos/2017/04/15/el-mito-de-los-pollos-hormonados/
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