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A vueltas con el ángel

2009-10-19

Hace unos días, publiqué un articulito ilustrado sobre el ángel, una de las posiciones básicas más vistosas del patinaje artístico. La encantadora e incauta lectora I, famosa por el enlazadísimo (al menos desde aquí) sitio Arte sobre hielo, tuvo el acierto de señalar un problema fundamental en el dibujo del artículo: la patinadora tenía su centro de gravedad claramente inclinado hacia adelante y no podía permanecer en posición durante mucho tiempo.

Patinadora haciendo un ángel.
La patinadora de la discordia está a punto de caer de bruces.

Por un momento, vamos a ignorar el hecho de que no podemos exigirle mucha verisimilitud física a un dibujito que se salta todas las normas de corrección anatómica. Es cierto que, en la posición en la que se encuentra la patinadora, su centro de gravedad está por delante de la vertical de su apoyo con el suelo, de modo que no puede mantener una posición estática. Este error es una causa bastante común de aparatosas caídas de patinadores principiantes y no tan principiantes que están practicando la figura del ángel, así como una forma habitual de perder el rendimiento de un entrenamiento fuera de pista.

Si se patina en línea recta, entonces es un requisito para mantener el equilibrio que el centro de gravedad del cuerpo esté dentro de la vertical del apoyo sobre el suelo. Si la curva es pronunciada, entonces habrá inclinar el cuerpo notablemente hacia un lado para compensar las fuerzas de inercia tal como indiqué superficialmente a principios de septiembre, pero el centro de gravedad ha de seguir bien dentro de los límites longitudinales del apoyo sobre el suelo, la región estable. ¿Por qué sucede esto? En el sentido longitudinal, el suelo reaccionará mayormente hacia arriba para compensar el peso de la patinadora (si la reacción no fuera hacia arriba, la patinadora se hundiría y caería hacia el centro de la Tierra); hay una reacción hacia atrás según la línea de deslizamiento que frena el avance, pero el patinaje tiene la gracia de que esta reacción es muy pequeña y es posible despreciarla en primera aproximación. Si el centro de gravedad está centrado entre los límites longitudinales del apoyo sobre el suelo, entonces, si tomamos momentos de la reacción del suelo alrededor del centro de gravedad, vemos que el momento total puede anularse sin problemas. Si nos inclinamos un poquito hacia adelante dentro de la región estable, la reacción del suelo sobre la parte anterior del patín aumenta un poco y la reacción del suelo sobre la parte posterior del patín disminuye un poco, de modo que la reacción total compensa el peso y el momento total se anula. Si nos inclinamos más, el centro de gravedad queda por delante de la región estable y, como el suelo sólo puede reaccionar de forma significativa hacia arriba empujando a la patinadora contra la gravedad y no hacia abajo tirando de él, no hay manera de que el momento se anule. Dice la mecánica elemental que la acelaración angular con la que la cara de la pobre patinadora se acerca al suelo es directamente proporcional al momento, así que parece que a la pobre chica no le espera un futuro muy brillante. Afortunadamente, es un dibujo y en el mundo de fantasía en el que vive terminará de hacer su ángel sin contratiempos.

Posiciones estables y posición inestable del patinador.
Las dos primeras posiciones son estables; el centro de gravedad está dentro de los límites de la vertical del patín. La última posición es inestable; el centro de gravedad está por delante de la vertical del patín.

Todo esto es muy fácil de decir, pero nuestra patinadora está demasiado ocupada desafiando a la gravedad como para pararse a calcular reacciones y momentos. ¡No hay problema! Podemos darle un consejo sencillo que tiene aplicación en la inmensa mayoría de los casos: si cree que está centrada, entonces todavía tiene que trasladar su centro de gravedad un poquito hacia atrás. Los sentidos engañan muchas veces y hacen que los patinadores crean que están en una posición muy diferente de la que en realidad están sosteniendo; en el ángel suele pasar que el cuerpo está echado hacia adelante a pesar de que el patinador cree que está centrado. Para ganar consciencia de la posición del cuerpo, resulta muy útil practicar fuera de la pista, sin desplazarse, frente a un espejo. Si la posición es buena, el patinador podrá mantener el equilibrio en ángel sin ayuda. La clave de una buena posición está en la tensión muscular: hay que contraer los glúteos y la musculatura dorsal, mantener las piernas estiradas y la mirada bien alta. La pelvis ha de estar sobre el talón, la cabeza por encima del nivel de la pelvis y el pie libre por encima del nivel de la cabeza. La fuerza de los músculos tensos convertirá un equilibrio precario en una posición fuerte, indestructible y hermosa.


Categorías: Deporte

Permalink: https://sgcg.es/articulos/2009/10/19/a-vueltas-con-el-angel/